La sostenibilidad es hoy en día el único camino viable si tenemos en cuenta que los recursos naturales son limitados y que nuestras emisiones perjudican el planeta en el que vivimos. El sector industrial es uno de los que tienen mayor impacto en nuestro ecosistema.
Las grandes producciones requieren gran cantidad de recursos y emisiones, por eso, si logramos mejorar estas, estaremos haciéndole un favor al medio ambiente y a nosotros mismos. Además, ya son numerosos los gobiernos que promueven la implantación de medidas de sostenibilidad. Pero, ¿cómo podemos perseguir la sostenibilidad industrial?
En todo proceso industrial, hay cuatro pilares que debemos valorar a la hora de perseguir la sostenibilidad:
La gestión del agua
Lo más eficaz sería no generar aguas residuales, pero como esto suele ser tarea imposible, la otra opción que nos queda es trabajar para generar la mínima cantidad posible.
El mayor problema es que muchas veces, el agua, tras pasar un proceso industrial, deja de ser reutilizable por su alto nivel de contaminación. Si durante el proceso industrial buscamos la manera de poder limpiarla después para poder reutilizarla o darle otro uso, sería ideal. No olvidemos que si devolvemos agua a la naturaleza, debemos haberla limpiado primero o el impacto será terrible.
La gestión de residuos
Quizá este sea el pilar más evidente, o con el cual estamos más familiarizados. El reciclaje es imprescindible a nivel doméstico, pero mucho más a nivel industrial. Al igual que con el agua, es mucho mejor minimizar la generación de residuos, que tener que reciclarlos después. La prevención es siempre mejor que la cura, y reduce considerablemente el impacto ambiental.
Una vez reducida al máximo la producción de residuos, ya solo queda buscar la reutilización de los generados para darle una segunda vida, y tras esto, recuperar toda la energía posible de los mismos. Esto se puede conseguir con procesos como la gasificación, la incineración o la pirólisis.
La gestión de emisión de gases
Es prácticamente imposible reducir a cero la emisión de gases, pero no por ello debemos dejar de buscar alternativas sostenibles a todas las situaciones que impliquen una emisión.
Si tras haber buscado todas las alternativas posibles, seguimos sin poder reducirlas, entonces nos queda el uso de técnicas de tratamiento de gases. Estas lo que harán será convertir en inocuos todos los gases contaminantes. Es la manera de “limpiar” las emisiones.
El consumo energético
La legislación de muchos gobiernos ya va fomentando que la opción más económica a nivel energético sea también la más sostenible ambientalmente. Esto significa que además de un bien al medio ambiente, también conseguiremos un ahorro económico considerable. Por este motivo, este punto suele resultar de gran interés para todas las industrias, es dónde más se observa el ahorro.
De nuevo, aquí buscaremos reducir en la medida de lo posible el consumo total de energía. Para conseguirlo, se pueden modificar los procesos de la cadena productiva menos eficientes a nivel energético y sustituirlos por otros mejores. En muchos casos, lo que mejor funciona es aprovechar la energía de un proceso para realizar otro al mismo tiempo, a veces solo hace falta buscar sinergias.
También, como comentábamos en el apartado de residuos, es posible que podamos obtener energía de estos, y para eso las opciones de cogeneración (donde se utiliza el poder calorífico o una fuente residual de energía), son ideales. Si aprovechamos nuestros propios recursos estaremos disminuyendo el consumo energético. La sostenibilidad puede ser cuestión de “creatividad”. ¡Pensemos antes de actuar!
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En conclusión, siempre que busquemos economizar los recursos disponibles, lograremos un aumento de la productividad y un proceso industrial más sostenible.